POR LA CARRETERA

Hace ya algunos meses, algunos copañeros y yo visitamos una de mis zonas arqueológicas Yucatecas preferidas llamada "Oxkintok", que en la lengua maya significa "Piedra de tres soles", misma que se encuentra ubicada en el municipio de Maxcanú Yucatán. Y estando brincoteando y saltando por cada una de sus majestuosos palacios, inhalando ese aire que solo la majestuosidad de una civilización tan inteligente y avanzada como lo fueron nuestros mayas pueden dar imaginaba al estar en lo más alto de una de ellas, como eran en sus grandes épocas de auge, tratando de visualizar aunque sea por un instante como eran, sintiendo con ello una grán nostalgia que se convertía en tristeza, al pensar como el ser humano mismo es el que acaba con sus semejantes, privaron al mundo de una cultura, la segunda más grande en la historia de la humanidad solo por debajo de los egipcios, Oxkintok, es un lugar donde la nostalgia por lo que fuimos nos inspira a serlo de nuevo, hasta la brisa es diferente ahí, todo tiene un sabor a triunfo, porque después de todo ahi siguen, por mas grande que fué la envidia de los españoles al toparse con hombres tan sabios no fué suficiente para acabar con esa majestuosidad, sus piramides son imponentes, ese laberinto dentro de una piramide solo es comparable con las de Egipto, es única en toda America, es ese olor a trascendencia lo que llenó mis pulmones; Oxkintok también huele a misterio, ahi la vida se detiene en un segundo en el que la reflexión por lo que no entendemos se pierde y como mano santa nos toca a todos los que amamos este pais y en el corazón sentimos que somos parte del lugar, es por ello la nostalgia, el saber que en cada una de esas rocas también está nuestra historia y por ende nuestro futuro, Oxkintok nos pertenece por el simple hecho de que Oxkintok somos todos.