POR LA CARRETERA

Izamal, pintada de amarillo, su color transforma la vista dede su convento principal, en una obra de arte, es como si un escultor se hubiera decidido a transformar una barra de oro en una ciudad, el resultado: la más bella ciudad de Yucatán, y por mucho, en los pasillos de su convento, se puede respirar la historia de el pueblo maya y saborear el presente, conocer un poco de esos monjes que vinieron desde lejos a quitarnos a nuestros dioses e implantarnos los suyos, como dijo pancho villa una vez, los españoles solo nos heredaron las armas y la religión, pero volvamos a la ciudad dorada, en donde la mejor vista de la ciudad se obtiene de una de las piramides más grandes creadas por la cultura maya, la llamada " Kinich Kakmó." vestigio que demuestra lo grande de esa cultura a la que afortunadamente pertenezco, el pueblo al que se le dominó mas nunca se le extinguió, Izamal, Ciudad Mágica, de fachadas amarillas, de gente amable, de comida rica, Izamal, el lugar en donde bien podemos encontrarnos con nosotros mismos al pronunciar su nombre, al contemplar el atardecer que no hace mas que reiterar ese color amarillo (será el color de la esperanza?), pero bueno, el tiempo de soñar se termina, Lástima que solo estuvimos un día que no basta para terminar de enamorarse de la ciudad mas bella de todo el sureste; mezcla de tres generaciones, de la que no puedo dejar de enamorarme.