POR LA CARRETERA

Muy bien, porfin he decidido seguir escribiendo, retomar las ideas, luego de la depresión que causa a veces que las cosas no salgan como uno espera. He decidido solo seguir siendo yo y a ver que sale.

El viernes pasado, de nuevo me vi viajando por este bello Estado, recorriendo sus municipios, conviviendo con la gente, transitando carreteras que parecen inmutables a pesar del tiempo, y creo que es de las cosas que más disfruto, estaba a mitad de la carretera y quise sacar una foto de ese camino que se hacia infinito, y me mandaba una clara señal: Ya no hay retorno

Como dice esa canción de Jorge Drexler que me gusta mucho: Ya estoy a la mitad de la carretera, y que sea lo que sea; he terminado una licenciatura, tengo una profesión muy saturada y que no ejerzo, muchos planes por vivir, y no me queda más que esperar, mi propósito para antes de que acabe este año es graduarme, y talvez buscar un trabajo que me pague mejor, y mi única regla es por fin, no prohibirme nada, y simplemente volver a disfrutar...

Al parecer, los yucatecos, al menos los meridanos, nos salvamos de nuevo, pues el Huracán fase cinco la escala mas grande en la escala Homero Simpson, no entró de lleno a tierras yucatecas, que chido, porque la neta hay mucha gente humilde en los poblados yucatecos cuyas viviendas son extremadamente endebles, por ejemplo, la casa de patricio patrón, la de los Xacur, la de los Abraham, que son familias muy pobres, que bueno que este huracán no nos pegó.

Yo ya habia hecho mis compras de pánico, es decir, fui y compré un cartucho de cahuamas, con eso de que habia ley seca, pos uno nunca sabe hasta cuando se van a reanudar la venta de cahuamas.

Agradezco ala señora de la cola del super, que se descuido y le gané su lugar en la fila, también a la cajera que no me cobró las baterias que guarde en mis bolsillos sin que lo viera y sobre todo, a todos aquellos que me compraron en la tienda las latas de atún caducadas que me quedaron del huracán pasado, gracias a toda esta gente tan amable y que siempre piensa en su prójimo.

P.D. Todavía me quedan latas de atún.

Estaba cabilando mientras venía de mi chamba acerca de los videojuegos o de las "Maquinitas" como le decimos aqui en Mérida, y aunque en mi infancia y adolecencia no fui un fanático de gastarme la lana que no tenía en eso, si recuerdo que me gustaba jugar street fighter y seleccionaba a un wero de traje rojo de nombre "Ken" porque tiraba sus aduuguets y hacia esas patadas bien chingonamente, también habia uno que se llamaba Blanca y esta de la madre de feo, y uno que se llamaba honda que está bien pinche gordo, y mr. Bizon que era el capitan que siempre me ganaba, otro como Balrog que era boxeador y un Ruso que hacia unas licuadoras muy chingonas llamado Zangief, en fin, otro juego que me gustaba era mario bros, una navidad mi hermano nos regaló la consola "Nientiendo" que estaba de moda en esa época, solo traía dos pinches juegos: mario Bros y uno donde le apuntabas a unos patos y cuando no acertabas salía un perro puto que te burlaba, ese casi no me gustó, pero mario bros si, ese sonido era enajenante, se sentía bien chido cuando aplastabas a esas tortugas llamadas koopa y a esos como toritos que no me acuerdo como chingado se llaman, y al final de cada "mundo" habia un dragón gandalla, en ese tiempo, todos los vecinos iban a mi casa para jugar las "retas" de mario, y como casi todos menos yo eran bien mensos, acababan sus "vidas" rápido y fui yo el primero de toda la banda que logró pasar todos los castillos y terminar el juego, ese día un cuate me alzo en hombros de lo alegre que estaba, me sentí torero o boxeador jeje, fue uno de los días mas chidos de mi vida, no cualquiera en ese entonces lograba terminar mario Bross.

Ya despues, compré otros cartuchos que si me gustaron pero no eran tan enajenantes, como ninja gaiden y uno que traía un chingo de juegos pero todos bien feos, en fin, cuando pusieron las primeras maquinitas en la tienda, una de ellas era precisamente street figthers y ya la banda se enajenó mas con ese juego que con mi mario bros, y asi fue como deje de ser el vecino que tenía nintendo y eso afectó desde luego mi popularidad, ya con la escuela, el futbol y los scouts, dejé de jugar tanto el nintendo como las máquinitas, y la consola solo la jugançban mis hermanitos, que un día tambien le perdieron el interés, y un día cuando me acordé de ella, fui a donde la tenian tirado, perdon, guardado y vi que un pinche ratón o una cucaracha le habían comido los cables, y los cartuchos estaban llenos de polvo, quedó prácticamente inservible aquella consola que me dió muchas horas de "sana" diversión.

Cuando volví a tener cierto interés en los videojuegos, ya estaban bien avanzados, a mi primo le habían comprado un play station que superaba al nintendo y luego vinieron otras consolas con muchisimos botones, necesita uno tener al menos diez dedos en cada mano para poder jugar, y opté por ya olvidarme de eso y dejar sepultada definitivamente la era de los videojuegos, de mario bross, el perro puñal que me burlaba y esos días cuando era el niño popular que tenía nintendo, ahora solo hay dos máquinas en la tienda: uno es un minicasino y la otra irónicamente Mario Bross, a veces escucho el sonido peculiar cuando tomas las monedas y no puedo evitar sonreir, pensando que un niño hizo a un lado esas ansias de ganarse unos pesos en el minicasino y optó por derrotar a un Dragón que saca fuego de la boca, para salvar a su princesa, un niño que juega a ser un mini heroe con gorro y que salta y aniquila tortugas exóticas, y cuando sonríe, es como si me viera a mi mismo muchos años atrás, desesperado por ganar en un juego que talvez nunca termina.